Guatemala experimenta la acumulación de graves problemas irresueltas, generados en distintos momentos de su historia; pero, súbitamente, desencadenados por la traumática expansión de la violencia política a partir de las décadas 1960-1970.

A ello se suman la corrupción, la militarización y el autoritarismo agobiantes que se generalizan, sobre todo, en los años ochenta. Una mirada de largo aliento no puede dejar de advertir la inercia de procesos profundos heredados, pero vigentes en la vida cotidiana y en los hábitos culturales.

Estas crisis se manifiestan también, con particular énfasis, en las subjetividades y la cultura misma, como lo demuestran las relaciones sociales marcadas por la violencia, la anomia y el autoritarismo que amplios sectores internalizan en sus prácticas cotidianas; revelando una sociabilidad y una institucionalidad política marcadamente precarias, hasta el punto de poner en duda la viabilidad de la convivencia democrática en Guatemala, como sociedad y como nación.

El estudio está orientado al acercamiento desde lo psicosocial, cultural y político para descubrir las relaciones críticas entre las problemáticas del autoritarismo en la política y el poder con las subjetividades, Jos ideales y la afectividad de los sujetos. Procura, también, ubicarse desde una perspectiva histórica y contextual.

El trabajo incluye una mirada longitudinal, para alcanzar un acercamiento a los procesos que intervienen en la construcción de las dimensiones subjetivas del autoritarismo en la sociedad guatemalteca. Implica la comprensión del poder en las relaciones sociales, su vinculación al ejercicio del poder simbólico del estado, la socialización e internalización del autoritarismo en el contexto histórico, político y cultural; y por último, una aproximación al proceso de la identificación autoritaria del sujeto, mediada por el miedo.

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