Al contemplar al ángel "Para que todos lo sepan", que guarnece la portada de este fascículo, varias personas con quienes hemos trabajado por el rescate y la promoción de la memoria: educadores y educadoras, estudiantes, líderes sociales, campesinos, promotores, funcionarios, voluntarios, etc., han coincidido en algo:  Es Un Grito De Esperanza. Un grito que pone fin al silencio, ese enmudecedor que nos cohíbe y nos ata con lazos y cadenas la voluntad, el conocimiento, la esperanza. El silencio en Guatemala es hijo del miedo, y éste de la represión. Rompiendo las cadenas del silencio logramos lo mismo con las del miedo y la represión.

El requerimiento más importante que nos hicieran las víctimas que entregaran su testimonio era que se diera a conocer su historia, su memoria, sus vivencias, que se le recordara a quienes ya no están vivos por culpa de la indiscriminada violencia de la represión y la guerra. Ese es el Grito de Esperanza.

 De esta manera, los fascículos también son un homenaje a esos diez años que llevamos de la firma de la paz. Que no se quede en una rúbrica que adorna nos papeles inertes. Ese es un trabajo de sociedad y no sólo de gobierno. Que no se convierte en parte del eslogan de cada partido de gobierno ni dejemos que responsables de las violaciones a la dignidad de las personas, mantengan la impunidad que también es silencio. Gritemos con Esperanza para que NUNCA MÁS en Guatemala suceden las atrocidades del Conflicto Armado.

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