Ese ser humano nuevo guatemalteco, esa persona renovada hacia el bien de la sociedad misma, de su dignidad como imagen y semejanza de Dios, debe partir forzosamente desde el respeto de sus más básicos derechos.

Esto lo entendía perfectamente bien Monseñor Gerardi. Y nosotros, como su legado en esa materia, hemos trabajado a lo largo de todos estos años por mantenernos fieles en el camino que él mismo nos iluminara, junto a Monseñor Próspero Penados del Barrio y tantos otros que nos han tendido la mano para que podamos seguir luchando y ayudando a nuestro prójimo.

La Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala se complace, por sexto año consecutivo, en presentar a la población en general una obra que busca la dignificación de las víctimas del conflicto armado interno.

En este caso, del campesinado guatemalteco que será el grupo social más amplio y diverso al cual se le pueda dignificar su lucha, su vida, su padecimiento histórico.

En el marco de actividades por el noveno aniversario del asesinato de Monseñor Gerardi, presentamos esta dignificación de un hombre nuevo y sufrido: el campesino.

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